Elorrabi (Hernani): Abr. 6, 2012

Segunda sidrería de la novedosa traca final de la temporada 2012, para no perder la costumbre de comer txuletones en viernes santo, como manda la tradición sagardobirera.

Asistentes: María, Iker, Maika, Edu, y Nesss

Previo

Todos llegamos tarde a la quedada en Hernani, por motivos diversos: Iker y María porque estaban a la espera de que la abuela recogiera a los hijos, Edu y Ness porque acababann de levantarse de la siesta (el motivo de la siesta ya es otra historia y ya fue contada en otra ocasión) y aprovecharon para elaborar la crónica de la sidrería del día anterior (antes de que se les reseteara la RAM), y Maika porque tenía que empaquetar a sus hijos que se iban de crucero con su padre. Al final quedamos en el Zumitza a las 20:40, donde Iker confiesa que llevaba 6 horas de pie bajo la lluvia y el granizo por inculcarle a su hijo no se qué valores extraños (Aupa Iker!!!). María viene dañada por una pelea con un gato que le masacró un dedo, y por la medicación no podrá beber alcohol por lo que nos hará de taxista. Tras el trago vamos a recoger a Maika a Urnieta y al llegar al Goi-Mendi todos saludamos a Ainhoa Ostolaza, antigua campeona de ciclismo y actual regente del xuxodixo bar, el mundo es un pañuelo.

Sidrería

Tras un bonito paseo en coche, conducido por Iker que hábilmente eludió los boquetes de la carretera (aún estaba sobrio), llegamos a la penúltima sidreria del barrio de Osiñaga, Elorrabi, volviendo a llegar tarde como últimamente es habitual (21:36). Aparcamos al lado del desaparecido puente sobre el río Urumea. El sidrero nos recibe con una mirada un tanto aviesa, nos indica la mesa, y nos pregunta si queremos menú tradicional a lo que respondemos afirmativamente (como ya les habíamos dicho por tfno.). Sidreria con un cierto olor extraño a la entrada, con barra de cafetería al comienzo, y mesas con kupelas al fondo, donde nos alojaron. Cuatro kupelas de madera (tres abiertas pero una de ellas vacia) y tres metálicas de las que abrían dos con txotxes. En el primer txotx cuando vamos a brindar, Edu y Nesss ya se habían trincado su vaso; en el segundo brindis el ansioso Edu volvía a tener el vaso vacio. Aunque nos toca junto a la mesa de los niños consoleros y baloneros, estos se entretienen sin causarnos molestias. El cashero muy gentil parecio conectar enseguida con María, ¿seria porque bebía agua? Eso sí, nos provocó un poco de estrés al sacar la txuleta antes de acabar el bacalao.

De papeo, chorillizos a la sidra bien buenos como aperitivo, dos rodajas cada, una gran tortilla de bacalao con ajo y muy jugosa, excelente, cinco tajadas de bacalao bien laminao, con tomate (esto hizo que no gustara a los puristas; como dijo Maika, el tomate le quitaba todo el sabor; Edu remarcó que en Gipuzkilandia aún tenían que trabajar mucho el bacalao a la vizcaína), dos chuletones que se cortaban como la mantequilla y de gran sabor, con la consiguiente tocata de flauta por parte de los músicos habituales, de postre dos tipos de queso (naranja curado y amarillo menos curado), con membrillo y un cesto de nueces. Total: 129,75€, unos 26€ por persona. Destacan los 6€ por persona del txotx (María bebio agua) y los 21€ por txuleta.

Justo antes de los postres nos avisa el casero que nos llevaría de paseo a ver sus kupelas de poliéster. Todos vamos para alla, con el cansino perro Bizkor persiguiéndose y ladrándose a sí mismo, algún bilbaíno fue sin chaqueta a pesar del ligero fresco que hacía. Allí libamos varios bastantes txotxes de las blancas y sudorosas kupelas de fibra de vidrio que tanto gustaban al cashero, por dar muy poco trabajo. Nesss se queda impresionado por el tamaño de los dedos del cashero. Dio ganas de hacer txotx del Cristasol. Destaca que el arco trazado por la sidra de las kupelas de poliéster justo caía en el angulo del suelo con la pared, qué profesionales!! En general, la sidra muy buena, poca gente pero muy fieles. Destaca el olfato de Edu, que se aficionó a seguir al de barbita blanca que tenia pillado el truco al cashero y siempre comenzaban ellos tres los txotxes.

En los postres a Edu le tocaron las nueces negras, tres seguidas. Llama la atención el baño de hombres con meadero tipo abrevadero. Aunque el cashero insistió mucho en sus novedades gastronómicas, nos declaramos como tradicionalistas tanto en el menú como en las kupelas de madera. Al salir, tras pagar, nos sugiere tomar café y copas allí mismo, pero declinamos de nuevo, volviendo a Hernani guiados por María, tras ver el busecillo urbano que allí esperaba vacío.

En el Kixkal poco ambiente, camarera nueva, y como dijo Iker “¿Cómo le decimos a éstos que esta música es una puta mierda?”. Hablamos de celebrar el año que viene el XX aniversario de las kupelas asesinas; Iker insiste en que nos podríamos juntar 40 pero los demás le decimos que si volvemos a juntarnos 5 vamos que jodemos. De ahí se van a casa Iker y María (más deporte con el hijo al dia siguiente, hay que seguir inculcando...) y también Maika. Edu y Ness se ven una vez más obligados a acabar el bote. Y no lo acabaron pero no por su culpa, sino por que el ambiente de nuevo se les quedo muy, muy escaso. El Garin sigue cerrado y la música del Aralar es como para tirarse al Urumea. Tomamos algo en el Txili, donde Edu disfruta de todos sus servicios a tono de rancheras; dudamos si Sanidad no les cerraría el garito por ello (y no lo decimos por las rancheras!!). Acaban disfrutando de la música en La Bodega y sobre todo en el Leoka, con festival de R.I.P. y huyendo del puto niño los puños, con la misma camiseta verde que ayer, que no hacia mas que seguirnos el jodío del él. Al final nos encontramos cerrada la puerta del Caserio a las 2:30 donde no pudimos tomar la última, así que nos recogemos a recenar las delicias picantonas habituales en la casa de Nesss.

Epílogo

A media mañana se levantan Edu y Nesss, bastante mejor de lo esperado tras meterse dos sidrerías. Si es que con este ambiente decrépito tras las sidres no hay quien se emborrache en serio... Compran en el super algún presente para Johnnie por acoger el día anterior a las mañas (gracias, campeón!!), no sin pegarse con la puta taquilla estropeada, dejan las cosas donde Johnnie, y de seguido cogen el bus a Donosti donde, tras el estres de comprar los filetes de buey para llevar a Zaragoza, caen unos pintxos principalmente por la calle de San Marcial, para variar. Destacable el vacileo del dueño del Ciaboga, muchas tablas. Finalmente toman un kalimotxo cerca del Buen Pas y bocetan esta crónica, para luego ir sobre las 16:00 a la estación de tren a dejar al vasco-maño, que volvió a Zaragoza. En FNAC confunden a Nesss con un empleado, no éramos los que peor íbamos.